LA PINTURA ES UNA COSA MENTAL.

Un diálogo ideal entre la obra de Giorgio Morandi y la de Alain Urrutia encuentra asonancias y fricciones entre uno de los grandes maestros del siglo XX y un joven pintor español. Sus investigaciones visuales, aunque diferentes, pretenden transfigurar las imágenes y los objetos, entrelazando emoción y método, materia y ligereza, realidad e imaginación, porque, tal y como comentó una vez Morandi, “no hay nada más surrealista que la realidad”.

Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) establece una interrogación atemporal con los temas de la naturaleza muerta que representa en sus obras: botellas, jarras, jarrones y latas. Investiga la realidad física de los objetos comunes de una manera que se abre al reino metafísico de las presencias esquivas y los enigmas contemplativos. Sus obras tratan de visiones suspendidas que, si por un lado sugieren fragmentos mínimos de la realidad, por otro se convierten en un recipiente para la propia imaginación del espectador, permitiendo, también a través de la repetición, una concentración a la vez obstinada y reveladora. 

Con una intención similar, Alain Urrutia (Bilbao, 1981) inserta cada cuadro en un gran mapa mental en constante crecimiento. En su búsqueda de nuevas ideas y territorios, se acerca y se aleja de lo que busca sin descanso: lo que queda bajo la quietud de las imágenes. Emociones súbitas, acciones reflejadas, lugares comunes y elementos primarios, todo ello crea un halo de intimidad, así como de desorientación en su obra.

Lo que emerge de esta confrontación y diálogo imaginario es la actitud frente a una idea conceptual de pintura. Es una especie de pintura mental enrarecida que trasciende la ocasión y la iconografía, habitada por un espíritu de observación y experimentación, abierta al mundo y a la vida. Para Giorgio Morandi y Alain Urrutia, las imágenes pintadas participan con todo su sistema de conexiones espacio-temporales en la creación de un orden superior, que reclama autonomía y autosuficiencia, aunque de una manera fuertemente material y no exclusivamente mística.