SOCIEDADE ANÔNIMA (True Lies)

MARINA COELHO

El artista vasco Alain Urrutia (*1981, Bilbao) se apropia de imágenes existentes para pintarlas, alterando siempre algunos elementos para así contar su propia version de la historia. Caminando por Sao Paulo en sus primeros días en la ciudad, el artista se percató de diversos aspectos de la cultura brasileña que generaron un gran impacto sobre él. Para la exposición «Sociedade Anônima» en KUNSTHALLE São Paulo, su primera individual en Brasil, nos propone un análisis en cuatro capítulos de la historia de Brasil y de como ella tiene un impacto en el desarrollo de los valores sociales.

 

 

El primer capítulo, titulado Pindorama, es una pintura mural que refleja un patrón indigena utilizado en la pintura corporal, una abstracción de hojas de palmeras. La imagen utilizada por el artistas como homenaje a los orígenes del país, a los pueblos indígenas, su cosmología, y la naturaleza – que el mismo pudo experimentar en el Parque Trianon, una pequeña muestra de la Mata Atlântica, donde la luz y la frescura del aire proporcionan la sensación de estar dentro de una selva. Pindorama – la palabra Tupi para decir Tierra de Palmeras – era la utilizada por los indígenas para designar al país.

 

 

Mula sem Cabeça, el segundo capítulo, es una pintura realizada basada en la portada del libro Retrato do Brasil del autor Paulo Prado, que muestra la imagen de un bandeirante montando a caballo, Urrutia la transforma en una mula sin cabeza, un personaje del folclore brasileño que, según cuenta la leyenda, representa el fantasma de una mujer condenada por sus pecados a transformarse en el animal decapitado. La obra reflexiona sobre los efectos de la colonización portuguesa, el genocidio de millones de indígenas y la imposición de la religión católica en la cultura nacional. El trabajo también representa el hecho de que los bandeirantes todavía hoy sean vistos como héroes nacionales por la sociedad contemporánea, que sigue levantando esculturas suyas en los espacios públicos. 

 

El capítulo tres, titulado Cobogó, consta de dos imágenes; por un lado las manos de Lina Bo Bardi protegiendo un pequeño objeto y por otro la de un patrón nativo que se asemeja a la típica estructura arquitectónica brasileña que da nombre al episodio. Con estos trabajos se reflexiona sobre los esfuerzos realizados por los arquitectos modernistas en establecer una arquitectura nacional que integrase la naturaleza, a través de elementos como los pilares, el cemento, el cristal y el cobogó.  

 

 

El cuarto capítulo, titulado Sociedad Anónima, es una pintura escultórica que aparenta ser un elemento arquitectónico del espacio expositivo. La imagen representada en la pintura es un fotograma de la película homónima de Luis Sérgio Person. Datada en 1965, la película muestra un periodo progresista de la historia de Brasil que fue decisivo para el modelo de vida actual en las grandes ciudades. En ese periodo, el establecimiento de la industria automovilística en el país hizo que se desarrollase mayormente los medios de transporte individual en detrimento del transporte público, generando los problemas de transporte que hoy se dan en la metrópolis brasileñas. De este modo, el proceso de verticalización de Sao Paulo, causada por la constante construcción de rascacielos, ha trasformado la ciudad en un lugar de cemento, deshumanizado, para la vida de una sociedad anónima. 


 

Como epílogo de la exposición, Alain Urrutia presenta la primera página del libro Magia do Brasil, que fue enviado por un brasileño a un amigo europeo en 1978 con una dedicatoria: “Ao amigo Pico, para que conheça um pouco do meu país. Ezio Elio Bovino“. (A mi amigo Pico, para que conozcas un poco sobre mi país. Elio Elio Bovino).

 

Comisariada por Marina Coelho